martes, 3 de marzo de 2015

Ocaso de amor

-El la veía por el reflejo de la ventana, aunque la tenía sentada justo en frente. Sentada con ese cabello alborotado, veía la silueta de su rostro, su nariz fina, sus labios rojos y un poco carnosos. Su lunar entre el labio y la mejilla.
El sol se ponía, era el ocaso de un día mas. El se enamoró de ella, bueno, tal vez no se enamoró. Tal vez solo le dio gusto a esos ojos que siempre buscan qué ver, algo bello que mirar.
La estaba cazando.

Ella, sentada frente a el dando la espalda y con su mirada perdida. Con la cara triste, sin sonrisa, sin expresión, se desprendía un olor de aquellos ojos, de angustia, de tristeza. Tal vez solo estaba un poco ebria, o acaba de llorar. Tal vez estaba aburrida o tal vez sus ojos no encontraban algo que mirar.

Cada vez mas el sol se iba ocultando un poco, un poco mas. Llegó el ocaso del día, llegó el ocaso del amor. Ella bajó en la parada anterior.

Archivo del blog