sábado, 21 de febrero de 2015

En el mar del amor

Mar = Amor

El maramor es tan inmenso, magnánimo, profundo y de bellos colores.

El maramor es la cosa que mas me da miedo, me fascina, me enamora y me hipnotiza.

Muchas personas saben que el mar me da miedo, que le tengo el mayor de los respetos, pero muy pocas personas han visto en verdad mi cuerpo temblar al estar entrando a las primeras olas, muy pocas personas me han tomado de la mano (literal) y me han hecho avanzar a una distancia considerable, adentrándome al mar, adentrándome con esa respiración agitada y con ese pánico que provoca el simple sonido. Ese sonido que me provoca soltar una risa un tanto nerviosa, un suspiro y una que otra lágrima.
Muy pocas personas, me han ayudado en mi caminar en el mar, con paciencia, con amor y con delicadeza, cual si fuera un niño tratando de caminar por primera vez o un anciano siguiendo sus pasos para que no se borren.
El mar es ese amor tan grande y puro. Muy bello, el mayor de los tesoros pero terrorífico como el solo.
Muy pocas personas me han visto enamorado, pero aún menos me han visto y ayudado, tomados de la mano a adentrarme en ese pozo lleno de grandes olas de amor, me han hecho disfrutar de las cosas buenas y malas, tristes y alegres del amor.

Quien tratara de sumergirse sin ayuda en el mar, tendría el mismo y fatal fin de sumergirse en el amor. Tampoco se trata de aferrarse a la superficie, de nunca hundirse, se trata de dejarse llevar, acompañados de una persona, de una herramienta o de un propósito para poder superar esas grandes y gloriosas cosas.

Espero volver al mar pronto, espero ya no tener ese miedo pero sí ese respeto que merece. Espero volver a sumergirme, a sentir esa agua salada que a veces pica y hasta vomito produce, esa arena entre mis pies, (<<somos como arena que no se despega>> dice una gran canción), de quemarme, de tener el ardor que solo aquel que se ha sumergido en las aguas del placer puede conocer.

Cosas un poco desagradables que merecen sentir para estar tranquilo.

Vaya, no se si estoy hablando del amor o del mar, solo se que volveré.

Volviendo a las andadas.

Hoy me veo en la necesidad de escribir, de sacar una vez mas eso que me llena la cabeza, que ronda mis ideas.
Debo mantener la mente ocupada, cansarme físicamente y aprender a querer.
Hoy escribiré para mí, para vaciar las ideas y sueños que se convierten en mi realidad y hacen que mi realidad real se convierta en un sueño.
Lo peor, creo yo, no es que suceda eso, sino que esos sueños volviéndose realidad son mas fuertes, agresivos y terroríficos que lo que ya ha sucedido.

Pensé que al hacer ejercicio, al cansar mis piernas y brazos, podría dormir bien, sin la necesidad de escribir.
Pensé que al leer el tercer libro en lo que va del año, muy cortos, debo decirlo, ocuparía mi cabeza y me absorbería de no pensar en las cosas que ya fueron, que dejaría de soñar.
Pensé que al empezar a quererme, ocuparía todo mi corazón en mi y en lo que yo decido que es necesario querer.
¡Oh, no fue así! 

Enojado conmigo mismo, enojado con la simple idea que se formó ya hace algunos años atrás.
Lo dije y me retracto, obviamente. Te odio, creí que te odiaba. Me hiciste feliz, me hiciste soñar y volar, me hiciste creer que todo era posible con la fuerza del amor. Tenías razón. Lo que no me dijiste fue que hay muchos tipos de amor y que debe ser mas grande el amor a uno mismo que a todo lo demás. Creí que te odiaba porque me enseñaste lo bueno y yo mismo lo deshice, porque no quise, no quisiste y no quisimos.

Creo que te odio por lo que ya no es, lo que ya no fue. Creo que te odio porque me odio. No, no me odio, no te odio, Me quiero, te quiero. Nos quiero

Hoy llega una nueva etapa para todos, buena o mala, larga o corta, duradera o no. Hoy estoy inseguro con lo que pueda suceder. No se puede imaginar la magnitud de lo que se viene, del caos y de la zona de no leyes que nos ronda.
¿Aceptar la llegada de esos sueños convirtiéndose en realidad o jugar un poco con el destino para lograr lo que queremos?
Respondan, lectores, se que me leén.

Volviendo a escribir cosas sin sentido para darle dirección a esto.

sábado, 14 de febrero de 2015

Noechr Bohemia

Ya canté, ya Bailé, ya brindé, ya grité. Estoy curado de espanto.
Que bonito es querer como quiero yo. Que bonito es querer.
Que bonita la familia, ayudar a cargar el linaje, conservar el linaje.
Eternamente queriendo, eternamente luchando, siguiendo.
La vida me dio flores y yo hice coronas.

viernes, 6 de febrero de 2015

Amor como luz de luna.

Había una vez un koala que dormía 22 horas al día, como cualquier otro Koala. Un día quiso dormir solo 21 horas, pues había notado que la luna era muy brillante, muy bella, muy redonda, muy luna y quería acompañarla.
Se quedó despierto, la contempló tanto que se enamoró de ella y, como era obvio, quiso alcanzarla.

Construyó una catapulta, calculó la fuerza, la parábola, la distancia y la velocidad para poder lograr llegar a ella. Falló.
Construyó un proyectil. Calculó la fuerza de gravedad, el combustible y la resistencia para poder llegar a ella. Falló.

Quiso dormir solo 20 horas para tener mas tiempo de pensar y construir algo que lo llevara a la luna.
Ideó decenas y decenas de objetos, de planes, de móviles para poder alcanzar a su gran sueño, poder alcanzar esa luna que ya tanto el quería, soñaba y hasta sentía.
El koala recortó tanto su tiempo de sueño que ya no parecía como cualquier otro koala, parecía un ser enamorado de la vida mas que de sus sueños. Ahora solo dormía 8 horas, incluso 7.

Desesperado y agotado, el koala durmió por 80 horas seguidas, sin despertar, sin moverse. Las estrellas extrañaban escuchar los cuentos y planes que el pequeño koala había creado sobre la luna. Preocupados por la ausencia del koala; el viento, las estrellas y el cielo quisieron ayudar al pequeño. 
Todo estaba planeado, todo estaba calculado.

Una noche de otoño, 24, ahora que lo recuerdo, el cielo estaba tan calmado, tan imponente, tan majestuoso, ayudado por el viento, que sopló unas pequeñas nubes que amenazaban con ocultar tan bella sorpresa, le seguían las estrellas que se lavaron sus dientes y vistieron sus bellos atuendos. Todo era perfecto, todo estaba listo.

El pequeño koala despertó justo a tiempo, vio lo que sus amigos habían planeado y muy contento soltó un suspiro, el sabía que lo había logrado, el sabía que ese era el momento. La luna se retrasó. Diez minutos pasaron, luego fueron veinte. Veinticinco minutos y el koala pensaba en todas las cosas que pudieron haber salido mal. Incluso pensó que la luna al descubrir sus planes se ocultó tras el negro manto del cielo, tal vez sucedería un eclipse para que el sol volviera a salir y así la luna poder evadir al koala.

Treinta minutos. Triste, el koala comenzó a bajar del árbol cuando sintió un frío pero agradable resplandor.
¡Era la luna!¡Era la luna! Sí, era la luna. Contento, subió a prisa hasta la última copa del árbol y lanzó un suspiro que llegó hasta la cara de la luna. Ella se disculpó por el retraso. Explicó que estaba nerviosa y muy triste, pues ella sabía que nunca iban a poder estar juntos. Se empezó a menguar cuando de sorpresa el koala se enojó.
-Ahora lo entiendo. -dijo el koala. -Tu estás muy arriba, yo soy pequeño, torpe y estoy muy abajo. Pero tengo la respuesta.
La luna, un tanto desubicada se limitó a escuchar.
-Construí muchas cosas tratando de alcanzarte, -explicó el koala.- Me convertí en un ingeniero para poder estar contigo pero al dormir por mucho tiempo, comprendí que tu lugar es arriba, que estás tan lejos pero a la vez a lado mío. Comprendí que te tengo y a la vez no.
Te sueño, te veo, te siento. Estás conmigo.
Se que yo estoy contigo. Me convertiste en un koala feliz, trabajador y tenaz. Soy terco, obstinado y orgulloso. 
-Por favor, no digas nada, bella Luna. No quiero que me saques del error.
Se que nunca te tendré, se que nunca te alcanzaré en altura ni en belleza, pero se que llegaré hasta donde estés. Si debo correr, correré. Si debo volar, volaré. Llegaré.
-Pequeño, koala, escucha con atención, -repuso la luna. -Te quiero, Se que lo lograrás. Te propongo un trato. Yo brillaré tanto como pueda, así podrás verme. Cada noche apareceré, para que sepas que estoy. Pero no puedo asegurar que las inclemencias del clima no me oculten de vez en cuando. Recuerda que sigo ahí, recuerda todo lo que has hecho. Te quiero...

Poco mas de tres años han pasado desde aquella promesa. Han habido lluvias de estrellas. Han habido uno o dos eclipses que han ocultado a la luna. Se han aparecido muchas nubes que cierran el cielo. Pero lo mejor de todo es... que la luna sigue estando ahí. Que la luna sigue brillando.


Te regalo mi cuento. Espero lo aceptes como mi historia o como un simple cuento.Se que no sigues ahí, se que estás avanzando. Yo correré si debo correr, Volaré si debo volar. Llegaré. No lo olvides, por favor. Por favor.


I Liz you.

jueves, 5 de febrero de 2015

Intentando moverte.

Hoy la luna me gusta mas que ayer. Hoy la vi, con esa blusa rayada anaranjado con blanco. Ella se veía pensativa, perdida, tal vez un poco enamorada. Tenía esa mirada que a el tanto le intriga, esa mirada que a el tanto hipnotiza. Hoy te vi en el micro.

lunes, 2 de febrero de 2015

Te amo, no te quiero.

"Te amo - dijo el Principito. 
Yo también te quiero - dijo la rosa. 
No es lo mismo - respondió él… Querer es tomar posesión de algo, de alguien.
Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…
Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento.
Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados. Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo.
Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes.
Cada ser humano es un universo.
Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas.
Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío.
Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón.
Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.
Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza.
Y conocerse es justamente saber de ti, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error.
Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría. Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía.
Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.
Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar. 
Ya entendí - dijo la rosa. 
No lo entiendas, vívelo - dijo el principito."

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