sábado, 27 de junio de 2015

Señales

¿Alguna vez han sentido o han pensado que la vida, el futuro, el amor, o algo les trata de dar señales referente a algo?

Les explico.

Hace unos días me dieron la noticia de un viaje de dos semanas, mi padre me dijo que debo dejar absolutamente todas mis cosas limpias y en orden. desde zapatos pasando por ropa y finalmente la ropa de cama; sí. Eso incluye mis dos almohadas.
Decidí empezar con mis almohadas porque hace tiempo no las lavo. Se puede llamar flojera, falta de tiempo o tal vez miedo de que si lavo esas almohadas se les borren mis pensamientos porque, a fin de cuentas, es donde pongo mi cabeza cada noche, soñando cosas bonitas o no tan bonitas, pensando y creando historias hasta caer dormido. Bueno, tenía miedo de lavarlas, a lo mejor se rompería la conexión entre las almohadas, ese ser y yo. (no se si aun había alguna conexión, quiero pensar que sí).

Ahora les explicaré eso de las señales.

En la lavadora se lee el nivel del agua, el tipo de prenda que quiero lavar, temperatura del agua y la fuerza. ¡Oh, tonto de mi! 

"Nivel del agua: media"
"Tipo de prenda: delicada"
"Temperatura del agua: Tibio/frío"
"Fuerza de lavado:... no lo leí"

Creí que saldrían blancas como nieve, que quitaría una que otra lágrima caída en ellas, que quitaría esos sueños un poco pícaros y otros tantos demasiado bellos para si quiera hacerse realidad. Creí que saldrían bonitas. No. Una salió rota exactamente por la mitad, la otra salió intacta.

¿Ahora me entienden? 
No se si se rompió el "yo" o el "tu". Se le salió el relleno a una almohada, rota, sin mucho que hacerle. Creo que se rompió el "nosotros", se le salió el relleno a lo nuestro, porque, a fin de cuentas: "tu eres yo, yo soy tú". Lo lamento, esas comillas no iban. Va de nuevo:
Tu eres yo, yo soy tú.

¿Señales? ¿La vida intenta decirme algo? ¿Me doy por vencido? ¡Ja!

Solo se que coseré esa almohada, ahora es aún más especial. Uniré ese "yo" o ese "tu". La trataré con delicadeza, para que no se rompa solo soñaré cosas bonitas, y cuando tenga una que otra pesadilla, la querré mas y mas.
Debo decirlo, no lo veo como señales, lo veo como que algo/alguien me quiere dar una lección.. Que esté roto no quiere decir que no se pueda pegar, se que quedarán marcas y que no estará tan fuerte como al principio, pero eso me ayuda a tratar con delicadeza, con amor, con respeto. Cuidaré más y mejor de mi almohada, cuidaré mas de ese "tu", de ese "yo".

¿Señales? 

martes, 16 de junio de 2015

No me pidas que regrese

Podría reconocer a millas de distancia tus pies. Aquellos pies de forma "atamalada" que tanto gustan, esos pies que tanto caminaron a mi lado pero que ahora caminan muy por delante mío. Podría reconocer esos pies sin siquiera verlos, porque mis manos grabaron cada parte de tu ser, cada parte de tu corazón.
Podría reconocer a distancia esas manos, una bonita, la otra más bonita, porque tiene manchitas de vaca bebé. Esas que recorrieron mi cuerpo, mis ojos, mi rostro, las que escriben las mejores cosas que se podrían leer en cien años luz a la redonda.
Podría reconocer tus letras, tus pausas y tu continuidad de cada oración, porque mis ojos grabaron cada parte de tu actuar, cada parte de tus tiempos.
Tienes ese coraje para caminar, esa cabeza que tanto envidié, tienes todo lo que una persona podría pedir. Tienes ese no se qué (sí se que es) que te hace tan tú. 

No me pidas que regrese. No te pediré que regreses, porque recogiste tu dignidad y porque se que no quieres volver a sufrir este dolor, esta angustia. Se que estaremos juntos, se que estamos juntos, bueno, se que estás a mi lado, siempre. En cada "changüis" que me como, en cada sonrisa mostrando mis feos dientes, pero, que son un poco mas derechos que los tuyos. Estás conmigo cada que recuesto mi cabeza sobre esas viejas almohadas que tanto quiero. Estás en cada cosa buena que hago para superarme.

Estás conmigo.

Solo te pido una cosa, léeme, conoce lo que hago, lo que pienso, lo que siento. Porque escribiendo es la mejor forma de decirte que te quiero, de decirte que estoy, que estaré.

Esto no es una cosa sin sentido, por el contrario, es la cosa con más sentido que he escrito ultimamente.

martes, 2 de junio de 2015

AMAR CON LOS DIENTES

Hay un mito persa sobre los primeros padres del mundo. Primero eran una planta, luego se separaron en dos y procrearon hijos. De hecho, los amaron tanto que se los comieron. Literalmente. Dios tuvo que hacer algo al respecto: decidió reducir el amor paterno y materno en un 98.9% para que la historia no se repitiera. Si alguna vez se han preguntado qué pasaría si amáramos demasiado a alguien, ahí tienen la respuesta. A pesar de que según la leyenda este amor se redujo, posiblemente no hay amor más grande que el de los padres a los hijos. Un amor que es difícil de controlar y a veces lleva a la sobre protección, a la incapacidad para dejarlos ir cuando crecen.

Los amantes de Rodolfo Wilcock deciden no levantarse mas de la cama. Se aman locamente y no pueden alejarse el uno del otro, ni siquiera para contestar el teléfono. La primera semana se alimentan de provisiones y, una vez que estas se acaban, se comen entre ellos anestesiados por el deseo. No son lindos de ver pero "su amor está más allá de las convenciones".
He pensado que todo erotismo tiene algo de eso. Por su puesto que no somos caníbales sangrientos pero hacemos algo que se le parece: amamos con la boca, con la lengua y con los dientes. "Nos comemos" a besos.

En Where the Wild Things are de Maurice Sendak, la mamá de Max, el niño protagonista, lo manda a la cama sin cenar por haber hecho toda clase de travesuras y gritarle que se la iba a comer. Esa noche las paredes de su habitación se convirtieron en el mundo entero y navegó en el océano por semanas hasta llegar donde viven los monstruos. No se sintió intimidado por ellos. Por el contrario, ellos se asustaron porque los miró a los ojos fijamente sin pestañear ni una sola vez. Fue nombrado el rey de todos los monstruos por ello. Hicieron una fiesta y se divirtieron mucho, pero de pronto Max se sintió muy solo y extrañó el amor y la comida de su mamá. Cuando Max se despide de los monstruos para volver a casa, ellos exclaman la célebre frase: "¡Por favor no te vayas, te comeremos, te queremos tanto!". En la adaptación cinematográfica a cargo de Spike Jonze se hace especial hincapié en esto de comer. Max se da cuenta de que los monstruos se comen a quienes quieren, y descubre que se comieron a los reyes anteriores. En determinado momento de la película, KW, un monstruo femenino introduce a Max en su estómago sin lastimarlo, para protegerlo de Carol, otro monstruo que quería comérselo. Una vez pasado el peligro sale ileso de su boca (eso sí, un poco babeado).

Pero amar con los dientes no se reduce a comer personas. A veces yo quisiera comer poemas, paisajes y canciones. Saborearlos como si fueran una paleta de hielo o un plato de sopa. Los niños, por ejemplo, quieren comerse todo lo que les gusta. No les importa si es comida, plastilina o un control remoto. El autor del libro antes mencionado acostumbraba a responder su correo personalmente. En una ocasión recibió una carta de un niño que le pareció especialmente encantadora. En agradecimiento le mandó un dibujo. Días después la madre del niño le escribió para decirle que a su hijo le había gustado tanto su dibujo que se lo había comido. Esto significó para Maurice Sendak el mejor cumplido que recibió en su vida. "No le importó que fuera un dibujo original ni nada. Lo vio, lo amó y se lo comió".

Me encanta esa anécdota. Desde que la conozco tengo muy claro a donde quiero llegar con todo esto de darle alma a un montón de palabras acomodadas a mi antojo: quiero escribir algo que me guste tanto como para comérmelo.


-Adriana Med

Archivo del blog