viernes, 7 de noviembre de 2014

México

Tenemos la bandera más hermosa del mundo, el segundo himno más bonito, una cultura envidiable, raíces magníficas. Tenemos playas, desiertos, selvas, montañas, volcanes, ciudades y un hermoso cielo que nos cobija día con día.

La pregunta es, ¿Este es el precio que debemos pagar por todo lo que pasa en México? ¿Debo renunciar a la majestuosidad de tan hermosa nación por tener un poco de seguridad, honestidad, libertad y justicia?
Si la respuesta es sí, entonces, lamentablemente, me olvido de mis raíces mexicas, me olvido de querer gritar y reír al escuchar el himno nacional, dejo de sentir que me lleva el aire como la bandera cuando hondea en lo mas alto.
Éramos una raza bélica, guerrera, justa, fiel y con honor. Peleamos a muerte contra españoles aún sabiendo que nuestra obsidiana no hacía nada a sus corazas de hierro. Peleamos contra españoles por nuestra cultura, por nuestra forma de pensar. Ellos llegaron a arrebatar nuestro oro, nuestros dioses, nuestras creencias, nuestro México. No dejemos que la injusticia, la impunidad y el miedo nos arrebaten nuestras ganas de vivir, nuestra felicidad, nuestro México.

No puedo olvidarme de mi cultura, de mi himno y de mi bandera porque eso sería olvidarme de la vida.

Nos arrebataron no solo a 43 personas, nos arrebataron a miles y miles desde los inicios de esta nación, pero nunca nos quitarán la voz a casi 100 millones de personas que dicen ¡Basta! Basta de tener miedo, basta de la mediocridad, basta de la apatía, basta de la cobardía. Quitar a un presidente no cambia nada. No cambiará hasta que nos preocupemos por el de a lado. Por si es feliz, por si tu perro ya comió y vive en un lugar digno, por que nos preocupemos. Cuando hagamos eso, ese mandatario, esas personas que controlan y llevan a México se darán cuenta que no es lo mismo cuidar una granja que guiar a una nación. 

Somos tercer mundo no por nuestra tecnología obsoleta, no por nuestra música ni por la forma de hablar. Somos tercer mundo porque no queremos pensar, no queremos actuar en favor nuestro. Somos tercer mundo porque nos consideramos tercer mundo.

Dejemos de estirar la mano y comencemos a trabajar.


¡para ti las guirnaldas de oliva!
¡un recuerdo para ellos de gloria!
¡un laurel para ti de victoria!
¡un sepulcro para ellos de honor!


Todos somos Ayotzinapa.

Archivo del blog