viernes, 6 de febrero de 2015

Amor como luz de luna.

Había una vez un koala que dormía 22 horas al día, como cualquier otro Koala. Un día quiso dormir solo 21 horas, pues había notado que la luna era muy brillante, muy bella, muy redonda, muy luna y quería acompañarla.
Se quedó despierto, la contempló tanto que se enamoró de ella y, como era obvio, quiso alcanzarla.

Construyó una catapulta, calculó la fuerza, la parábola, la distancia y la velocidad para poder lograr llegar a ella. Falló.
Construyó un proyectil. Calculó la fuerza de gravedad, el combustible y la resistencia para poder llegar a ella. Falló.

Quiso dormir solo 20 horas para tener mas tiempo de pensar y construir algo que lo llevara a la luna.
Ideó decenas y decenas de objetos, de planes, de móviles para poder alcanzar a su gran sueño, poder alcanzar esa luna que ya tanto el quería, soñaba y hasta sentía.
El koala recortó tanto su tiempo de sueño que ya no parecía como cualquier otro koala, parecía un ser enamorado de la vida mas que de sus sueños. Ahora solo dormía 8 horas, incluso 7.

Desesperado y agotado, el koala durmió por 80 horas seguidas, sin despertar, sin moverse. Las estrellas extrañaban escuchar los cuentos y planes que el pequeño koala había creado sobre la luna. Preocupados por la ausencia del koala; el viento, las estrellas y el cielo quisieron ayudar al pequeño. 
Todo estaba planeado, todo estaba calculado.

Una noche de otoño, 24, ahora que lo recuerdo, el cielo estaba tan calmado, tan imponente, tan majestuoso, ayudado por el viento, que sopló unas pequeñas nubes que amenazaban con ocultar tan bella sorpresa, le seguían las estrellas que se lavaron sus dientes y vistieron sus bellos atuendos. Todo era perfecto, todo estaba listo.

El pequeño koala despertó justo a tiempo, vio lo que sus amigos habían planeado y muy contento soltó un suspiro, el sabía que lo había logrado, el sabía que ese era el momento. La luna se retrasó. Diez minutos pasaron, luego fueron veinte. Veinticinco minutos y el koala pensaba en todas las cosas que pudieron haber salido mal. Incluso pensó que la luna al descubrir sus planes se ocultó tras el negro manto del cielo, tal vez sucedería un eclipse para que el sol volviera a salir y así la luna poder evadir al koala.

Treinta minutos. Triste, el koala comenzó a bajar del árbol cuando sintió un frío pero agradable resplandor.
¡Era la luna!¡Era la luna! Sí, era la luna. Contento, subió a prisa hasta la última copa del árbol y lanzó un suspiro que llegó hasta la cara de la luna. Ella se disculpó por el retraso. Explicó que estaba nerviosa y muy triste, pues ella sabía que nunca iban a poder estar juntos. Se empezó a menguar cuando de sorpresa el koala se enojó.
-Ahora lo entiendo. -dijo el koala. -Tu estás muy arriba, yo soy pequeño, torpe y estoy muy abajo. Pero tengo la respuesta.
La luna, un tanto desubicada se limitó a escuchar.
-Construí muchas cosas tratando de alcanzarte, -explicó el koala.- Me convertí en un ingeniero para poder estar contigo pero al dormir por mucho tiempo, comprendí que tu lugar es arriba, que estás tan lejos pero a la vez a lado mío. Comprendí que te tengo y a la vez no.
Te sueño, te veo, te siento. Estás conmigo.
Se que yo estoy contigo. Me convertiste en un koala feliz, trabajador y tenaz. Soy terco, obstinado y orgulloso. 
-Por favor, no digas nada, bella Luna. No quiero que me saques del error.
Se que nunca te tendré, se que nunca te alcanzaré en altura ni en belleza, pero se que llegaré hasta donde estés. Si debo correr, correré. Si debo volar, volaré. Llegaré.
-Pequeño, koala, escucha con atención, -repuso la luna. -Te quiero, Se que lo lograrás. Te propongo un trato. Yo brillaré tanto como pueda, así podrás verme. Cada noche apareceré, para que sepas que estoy. Pero no puedo asegurar que las inclemencias del clima no me oculten de vez en cuando. Recuerda que sigo ahí, recuerda todo lo que has hecho. Te quiero...

Poco mas de tres años han pasado desde aquella promesa. Han habido lluvias de estrellas. Han habido uno o dos eclipses que han ocultado a la luna. Se han aparecido muchas nubes que cierran el cielo. Pero lo mejor de todo es... que la luna sigue estando ahí. Que la luna sigue brillando.


Te regalo mi cuento. Espero lo aceptes como mi historia o como un simple cuento.Se que no sigues ahí, se que estás avanzando. Yo correré si debo correr, Volaré si debo volar. Llegaré. No lo olvides, por favor. Por favor.


I Liz you.

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